domingo, 8 de abril de 2012

Aventuras de Chavalote V


La quinta parte: Chavalote y las botellas

         Chavalote nunca se había enamorado en su vida, nunca se fijaba en las mujeres, no tenían importancia en su vida. ¡Las mujeres! ¡Las mujeres! Cada vez que oía hablar de las mujeres, las mandaba a  la mierda y anunciaba que el mundo fue y es una porquería cuando el hombre centra todo su cerebro y pensamiento en la mujer, y que uno es poquita cosa cuando concede su vida a una mujer a apoderarse de ella. ¡Eso es tiranía! Decía tomándose tragos de Whisky. – No, no es cierto, las mujeres nacieron para alegrar nuestra vida, en ellas buscamos algo que nos falta como nosotros a ellas también, sin mujeres no habrá vida amigo- le respondía Danto desde la trastienda limpiando los vasos en que servía licores.
Chavalote pegó un porrazo con el puño sobre el mostrador y como era de mármol, pues el puño quedó satisfecho ¡Puras Majaderías y cuentos de hadas! Ésta es la que me completa a mí, sin condiciones, sin necesidad de expresarme, ésta es la que me entiende a mí y me vuelve loco cuando me la tomo. Gritaba Chavalote enseñando la botella de whisky que tenía en la mano. Todos los clientes, borrachos, vagabundos, trasnochadores rompieron riendo a carcajadas.

         Había en la taberna un hombre que estaba sentado en la mesa de la esquina, era bajito, de aspecto extraño pero tranquilo, miró a todos y dijo decentemente que a las mujeres se las llevaron la vida moderna y la liberación, y tristemente, ellas ni siquiera saben adónde se conducen. Es muy difícil encontrar a una auténtica mujer, pero, para el adorno sí, las hay  muchas-añadió. El hombre parecía explicarse un fracaso social; a cada frase citaba a Nietzsche y Schopenhauer. En ese momento, en la taberna dejó de oírse el entrechoque de los vasos y reinaba un tremendo un silencio, todo el público lo estaba escuchando atentamente. Chavalote se levantó del mostrador donde estuvo, se dirigió hacia ese hombre, en su camino agarró sillón y se sentó a la mesa del conferenciante, cerró los ojos y se dio unos tragos de Whisky y le dijo- tú serás mi amigo a partir de hoy- después de haber clavado la botella en el centro de la mesa.

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